l aumento de los desplazamientos con motivo de las vacaciones y el calor del verano son dos factores que aumentan el riesgo de averías o incidentes en tu coche. Detectamos las seis más frecuentes, te decimos en qué consisten, cómo evitarlas y qué hacer si ocurren.
Hemos consultado a los auténticos expertos en las averías más frecuentes, los gruistas, cuáles son los incidentes que dejan ‘fuera de combate’ a más conductores durante el verano. Los ganadores son los pinchazos y reventones, las baterías descargadas y las confusiones con el combustible. Información facilitada por Autofácil.es.
En verano se registran muchas incidencias con neumáticos debido a que los coches viajan muy cargados, a la temperatura abrasadora del asfalto y al funcionamiento prolongado en malas condiciones -por ejemplo, poco inflados-.
A continuación, se sitúan lo que podríamos considerar auténticas averías. Los problemas eléctricos siguen copando en uno u otro sentido el top ten de las averías: problemas con el alternador, de encendido -en motores de gasolina, mucho más frecuentes que los problemas de inyección en los modelos diésel-.
Combustible
De repente, te das cuenta de que te has equivocado de combustible…
– Síntomas: estás repostando el combustible equivocado.
– Primeros auxilios: primero, no intentes arrancar el coche. Segundo, calcula la cantidad de combustible equivocado y procede según las instrucciones del apartado ‘diagnóstico y solución’.
Diagnóstico y solución:
– Si has repostado diésel en un coche de gasolina -es difícil porque la manguera no entra- la única opción es vaciar y limpiar el depósito en un taller. En caso de que hayas tratado de arrancar el coche, habrá que limpiar también el sistema de inyección.
– Si has repostado gasolina en un diésel, cabe la posibilidad de diluirlo. Si echaste menos del 5% del volumen del depósito, llénalo a tope con gasóleo y no dejes que el nivel caiga de los 3/4 hasta gastar un depósito. Si has repostado más del 5%, lo recomendable es vaciarlo… sobre todo si se trata de un coche moderno con inyección ‘common rail’.
Pinchazo
Algo raja un neumático, o un viejo clavo decide dejar de tapar ‘su’ orificio…
– Síntomas: desviación hacia el lado del neumático pinchado, vibración en la dirección -pinchazo delantero- o que se siente a través del asiento -pinchazo trasero-. Si tu coche es moderno puede que se encienda un testigo en el cuadro: desde 2012, todos los vehículos a la venta en la UE cuentan con un sistema que alerta de presuntos pinchazos -se basa en detectar si alguna rueda gira más despacio que las demás y las falsas alarmas son frecuentes-. Pero recuerda que este sistema no es una alternativa a comprobar si tienen la presión adecuada.
– Primeros auxilios: sigue mirando hacia delante, sujeta fuerte el volante y concéntrate en mantener el coche recto. No debes soltar el acelerador ni frenar a fondo, porque acentuarás cualquier movimiento raro que ya haya iniciado el vehículo y degradarás la rueda pinchada más rápido. Detén el vehículo con suavidad, si es posible sin usar apenas los frenos. No te preocupes, una rueda pinchada no está haciendo bien su trabajo pero, si mantienes la dirección recta, no te sacará de la carretera.
– Prevención: un inflado correcto es fundamental y no apurar su vida útil hasta más allá de los 1,6 mm legales de profundidad de dibujo, también. Por otro lado, muchos pinchazos no son consecuencia de un clavo, sino de rodar sobre socavones, chapas, tapas de registro y alcantarillas mal cerradas… así que vale la pena concentrarse en esquivarlos.
Diagnóstico y solución:
– El caso más sencillo consiste en un pinchazo debido a un clavo. Lo mejor es tratar de resolverlo mediante un spray reparapinchazos -unos 8 euros-. Estos botes son una versión en miniatura de un kit reparapinchazos -usar dos tiene sentido, aunque si eso no tapa la fuga, un tercero tampoco lo hará-. Contienen una mezcla de látex y espuma que se inyecta por la válvula y tapona el pinchazo al tiempo que hincha el neumático.
– Los pinchazos localizados en los flancos suelen ser cortes de más de un centímetro que un kit reparapinchazos ‘oficial’ no puede resolver. En esos casos no queda más remedio que sustituir el neumático. Si tu coche lleva Run Flat recuerda que si ruedas con el deshinchado pasados unos kilómetros, no se podrá reparar, y que exceder su limitación de velocidad de 80 km/h es peligroso por el sobrecalentamiento que experimenta -igual que con las ruedas de ‘galleta’-.
Reventón
Vuelta tras vuelta, la deformación del neumático lo calienta… y estalla.
– Síntomas: el daño que ha acumulado un neumático tras pasar miles de kilómetros funcionando con una presión de inflado insuficiente decide pasarnos factura el día que regresamos de vacaciones. Es lógico: es uno de los días del año en los que el coche va más cargado, la carretera está más caliente y se alcanza mayor velocidad durante más tiempo. El sonido del neumático al desintegrarse, y de los fragmentos contra el paso de rueda, no suele pasar desapercibido.
– Primeros auxilios: la técnica es similar a la de un pinchazo: con la mirada fija al fondo de la carretera, el volante bien sujeto y sin soltar el acelerador, se corrige cuanto haga falta para mantener el coche recto. Sin embargo, como probablemente los otros tres neumáticos también están poco inflados, será más difícil hacerse con el control del coche que en el caso de un pinchazo.
– Prevención: a diferencia de un pinchazo, en el que el aire escapa por un orificio o un corte, un reventón consiste en la desintegración -en menor o mayor medida- del neumático. Es el resultado directo de cientos de horas funcionando a temperaturas anormalmente altas debido al exceso de calor que se genera en los flancos de un neumático poco inflado. Para asegurarse de no sufrir un reventón, basta con cumplir tres normas: comprobar con frecuencia las presiones de inflado, no sobrecargar nunca el coche y no sobrepasar nunca la velocidad máxima para la que están homologados.
Diagnóstico y solución:
– Podemos hablar de reventón siempre que en el orificio se aprecie la estructura textil del neumático separada de la goma. La única solución es cambiar el neumático. Puede que haya daños en la llanta también en ese paso de rueda. Conviene inspeccionar los demás neumáticos. Si han estado funcionando en condiciones similares, lo más recomendable sería cambiarlos.
Calentón
Sale humo por debajo del capó o se ilumina un testigo en el cuadro
– Síntomas: ocurre ‘de repente’, porque los indicadores de temperatura están programados para mantener la aguja en el centro de la escala casi todo el tiempo y, cuando la temperatura sube, la aguja se desplaza hasta la zona roja muy deprisa.
– Primeros auxilios: detén el coche con seguridad y pon el cambio en punto muerto. Si ves salir vapor del vano, para el motor. Si no, deja el motor al ralentí y observa si comienza a retroceder la aguja. En ese caso, espera y comprueba que regresa al centro. Si no retrocede, para el motor.
– Precaución: el agua de refrigeración de un motor sobrecalentado se encuentra a presión y puede comenzar a hervir violentamente e, incluso, puede salir rociada si se quita el tapón. Por eso, siempre debe esperarse a que la temperatura baje un poco, y el tapón debe desenroscarse despacio, empleando un trapo o una toalla y parando cada vez que se llegue a un punto en el que comienza a salir vapor a presión.
Diagnóstico y solución.
El ‘calentón’ puede deberse a:
– Remolcar una carga pesada a lo largo de una cuesta pronunciada o conducir de forma atípicamente deportiva; en ese caso, la temperatura baja al parar.
– Falta agua en el circuito; en ese caso, se debe rellenar.
– Algo impide la circulación del agua -avería en el termostato o la bomba-. En esos casos, el radiador de la calefacción de habitáculo puede usarse como solución de emergencia a baja velocidad y marchas largas.
– Radiador obstruido o electroventilador averiado. En ese caso, hay que limpiar el radiador. Evitar detener el vehículo para no interrumpir el flujo de aire al radiador.
Batería
Un día, giras la llave de contacto pero no se escucha ningún ruido…
– Síntomas: la batería del coche se ha descargado y no es capaz de accionar el motor de arranque.
– Primeros auxilios: esta incidencia se resuelve con unos cables arrancadores y otro vehículo -ya sea de un conocido o el del técnico de la compañía de asistencia en carretera-.
Diagnóstico y solución: con la batería, la pregunta siempre es cuándo sustituirla. A partir del cuarto año -o si ya se te ha descargado completamente dos veces- es el momento de planteárselo. Además, antes de fallar por envejecimiento, dan fallos que permiten anticiparse a su ‘deceso’ -sobre todo en coches pequeños-: cuando las luces bajan mucho al arrancar o el motor se cala con más facilidad de lo habitual, es el momento de ir comprando una nueva.
Alternador
La batería se ha descargado y, esta vez, el coche no arranca ni con cables…
– Síntomas: parece otro caso de batería descargada, pero al quitar los cables del vehículo que hemos usado como arrancador, nuestro coche se para. En la instrumentación, permanece encendido un testigo rojo con el pictograma de una batería.
– Primeros auxilios: es un caso delicado, porque el consumo eléctrico del coche es tan alto que la batería apenas puede cubrirlo durante unos minutos.
Diagnóstico y solución: hay que comprobar la tensión a la que el alternador está recargando la batería -puede usarse un multímetro, desde 10 euros en tiendas de bricolaje-. Un alternador sano cargará la batería a unos 13,4 voltios de tensión-puede que más en algunos momentos-. Voltajes inferiores conducirán, antes o después, a que se descargue la batería. Hay que sustituir el alternador… y saldrá caro: desde 800 euros.